Cada vez más personas, ciudadanas de la llamada Unión Europea,
acaban el día habiendo perdido el trabajo o viendo cuestionados y
mermados los derechos a una vivienda y a una salud dignas, a una
educación igualadora o unas pensiones suficientes. La llamada crisis
financiera ha sido la excusa perfecta del capitalismo globalizado para
reducir al mínimo los derechos ciudadanos y desposeer a los pueblos de
su soberanía democrática.
Sabemos reconocer al opresor, el tradicional poder tiránico de los muy ricos, que se ha transformado hoy en totalitarismo financiero sobre la base de nuestros propios ahorros gestionados desde sus bancos; pero también hemos aprendido a conocer y desenmascarar a los políticos que se eligieron para servir al pueblo y sin embargo sirven al poder del dinero y han pactado antidemocráticamente las normativas europeas con el capital y no con la ciudadanía.
Sabemos reconocer al opresor, el tradicional poder tiránico de los muy ricos, que se ha transformado hoy en totalitarismo financiero sobre la base de nuestros propios ahorros gestionados desde sus bancos; pero también hemos aprendido a conocer y desenmascarar a los políticos que se eligieron para servir al pueblo y sin embargo sirven al poder del dinero y han pactado antidemocráticamente las normativas europeas con el capital y no con la ciudadanía.
- Cuando nuestros representantes han supeditado la democracia a la codicia de los mercados, habremos de decir ¡basta!