Articulo de Alejandro Sánchez Moreno.
Pues sí. Cien años son cien años, y eso no es baladí. Las fechas redondas siempre han resultado atractivas, y dentro de ellas un centenario es algo así como el campeón de las efemérides. Cuando lo que se conmemora además es un hito histórico que ha marcado para siempre la Historia, pues la cosa como que se pone seria. Por eso esperaba mucho del centenario de la Revolución Soviética desde luego, pero la sorpresa ha sido mayúscula al final, pues lo que yo aguardaba era la proliferación de estudios, análisis, simposios y congresos analizando el qué, el cómo y el porqué de aquel fenómeno. Pero no. Resulta que lo que me he encontrado ha sido bien distinto, y es que aunque el tema parece haber sido olvidado en el entorno académico, en los círculos postcomunistas ha servido para resucitar a un viejo fantasma que muchos daban por muerto. Sí. Me refiero a ese fantasma que un día recorrió el planeta para ser guía y modelo de los partidos obreros, y que de repente se evaporó sin más. Ese fantasma que conocimos como leninismo.