Ex portavoz federal de Izquierda Unida

Así, en presente de indicativo, quién es, porque para nosotros, los que luchamos por un tiempo diferente, Marcos Ana es un referente de muerte imposible.

Tras más de dos décadas en la cárcel, a pesar de la imagen de monstruo que sobre él se había fabricado, un vecino del barrio le dijo un día a Marcos que él mismo, que nunca había estado en política, se apuntaría al partido si todos los comunistas fueran como él. Simplemente le había seguido, observado, en su trayectoria como vecino, como activista de la cercanía. Quizás Marcos no aceptó lo que podía parecer una lisonja, porque lo suyo no era una imagen comercial envasada al vacío. O quizás entendió algo sobre los nuevos liderazgos sociales. A veces lo refirió en algún acto público: la necesidad, de cara a la juventud, y a la gran mayoría, a la que igualmente se refería Blas de Otero, de apearse de pedestales y poner en el sitio adecuado los discursos políticos “normales”, que a veces recuerdan una especie de metalenguaje, ese lenguaje que no habla directamente de la realidad sino de otro lenguaje.