Hoy Brasil pasa a integrar junto con Honduras y Paraguay la lista de
países de América Latina sometidos a un golpe de estado "blando", en
este caso contra el Gobierno de Dilma Rousseff.
Una formula teóricamente moderada pero brutal teniendo en cuenta que
seguro que en pocos meses decenas de miles de personas perderán su
trabajo y derechos sociales.
El hecho de realizar políticas sociales dirigidas a los sectores que el
neoliberalismo había arrojado a la exclusión, y a pesar de que Dilma
Rousseff ha hecho concesiones y alianzas que derivaron en políticas de
ajuste impopulares, no ha sido suficiente para evitar su revocación.
El PCE confía en que el pueblo de Brasil se enfrente al gobierno duro y
neoliberal que viene, para defender las conquistas obtenidas y que con
su lucha consiga que el golpe no funcione.
Para que esa resistencia no quede aislada, la solidaridad internacional
de todos los pueblos y de la izquierda mundial debe volcarse en Brasil y
en apoyo a su legitimo gobierno.
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