Doñana
es uno de los lugares más especiales y singulares del mundo. Su
catalogación como Patrimonio de la Humanidad y todas las distinciones
concedidas por organismos internacionales hacen de este territorio una
joya natural única.
Es un elemento fundamental de nuestra
historia y nos recuerda que tenemos que coexistir con la naturaleza que
nos rodea desde el respeto a la diversidad biológica. Es un símbolo de
nuestra identidad colectiva lleno de vida, por lo que al igual que
conservamos monumentos como la Mezquita, la Alhambra o la Giralda
tenemos que hacerlo con Doñana.
Su extensión, 128.000 hectáreas, sus
extraordinarias cualidades y sus múltiples figuras de protección no lo
eximen de riesgos y amenazas.
Hoy Doñana se encuentra más amenazada
que nunca por una actividad incompatible con su naturaleza y con la
actual normativa en vigor. Tras 30 años de extracción de gas en el
entorno del parque, la multinacional Gas Natural Fenosa
respaldada por el Gobierno de Rajoy en funciones y por la ambigüedad
del Gobierno Andaluz convertirá el subsuelo de Doñana en un gigantesco
almacén permanente de gas, si no lo evitamos.
La empresa ya ha iniciado las obras de
la primera fase de este proyecto bárbaro en el entorno del Parque sin
que nuestros representantes públicos defiendan nadie defienda nuestro
patrimonio natural. Hay opciones de parar a Gas Natural, pero no hay
hace falta voluntad política. La razón desgraciadamente ya la conocemos
de sobra, las puertas giratorias y los chantajes de las empresas están
por encima del interés general han mermado las voluntades que pudiera
haber.
Las Declaraciones de Impacto Ambiental
del proyecto Marismas vulneran la legislación europea y el gobierno ha
utilizado han prevalecido las trampas legales para autorizarlo, con el
fin de ocultar los verdaderos efectos de esta actuación en Doñana y su
entorno.
Gracias a esto, no hay una evaluación
global de los efectos sinérgicos y acumulativos del proyecto Marismas en
su conjunto, sino evaluaciones troceadas de los cuatro subproyectos en
los que se ha dividido la acción. Esto representa una amenaza, en tanto
que no se han analizado correctamente los efectos del proyecto sobre
elementos tan esenciales como el agua, utilizada para el consumo humano y
el riego y para nutrir los ecosistemas de nuestro bello enclave.
Ya conocemos los peligros de proyectos
que no evalúan los riesgos correctamente. Las técnicas utilizadas para
inyectar gas en el suelo pueden mostrarse de la forma más inesperada y
peligrosa. Al igual Eso fue lo que sucedió con el proyecto Castor en
Tarragona, cuyo saldo fueron más de 500 seísmos y un coste por
indemnización a la compañía promotora por la paralización del proyecto
de 1.350 millones de euros que hemos pagado todos los españoles y
españolas. En Doñana se podría reproducir la misma situación si el
proyecto de Gas Natural llega a ejecutarse.
La actividad de extracción y
almacenamiento de Gas Natural en esta zona no es compatible con el
desarrollo sostenible en Doñana y su entorno. Pone en peligro el
esfuerzo de la ciudadanía, que durante todos estos años sí ha adaptado
su actividad económica y sus modos de vida para conservar Doñana. No se
le puede pedir menos a Gas Natural porque no es justo.
No podemos permitir que se dilapiden
derrochen los fondos europeos empleados en la conservación y desarrollo
sostenible de Doñana, ni tampoco seguir manteniendo un modelo económico
obsoleto, que genera importantes problemas de contaminación, pocos
puestos de trabajo y además precarios, depreda nuestro patrimonio
natural y nuestra identidad para favorecer a las grandes empresas.
Esta actividad es inviable para Doñana y
su entorno, zona en la que conviven la belleza natural con enclaves de
gran valor histórico, cultural o religioso como la ermita de la Virgen
del Rocío, el Palacio de Doñana, el Palacio de Marismillas o el Palacio
del Acebrón y habitan especies protegidas y emblemáticas como el lince y
el águila imperial.
Sin embargo, ya ha empezado a ejecutarse
y requiere una acción contundente y rápida por parte de todos los
colectivos, asociaciones, partidos políticos, instituciones y personas
preocupadas por el presente y futuro de Doñana.
Por todo ello, desde se constituye la
Plataforma Salvemos Doñana y te invitamos, os invitamos a uniros y sumar
esfuerzos para lograr que el subsuelo de Doñana no se ponga a
disposición de los intereses de Gas Natural e instar a nuestras
instituciones y representantes a defender nuestra joya natural para el
presente y las generaciones futuras. Doñana no tiene precio y no puede
ser objeto de negocio.
Las administraciones tienen la
obligación de proteger el patrimonio y la ciudadanía la responsabilidad
de defenderlo, por ello las personas y organizaciones firmantes:
- Exigimos al Gobierno de la Junta de Andalucía que ponga en marcha de manera urgente y en el marco de sus competencias, las vías legales y jurídicas necesarias para paralizar el proyecto Marismas Occidental.
- Exigimos al Gobierno Central que respete el “principio de precaución” que se aplica en los países de la Unión Europea y paralice de inmediato la ejecución de este proyecto gasístico cuyos riesgos ambientales globales no están debidamente evaluados y cuyas consecuencias sufriremos todos y todas.
- Exigimos al Gobierno Central que deje de poner palos en la rueda al impulse el desarrollo sostenible de la Comarca de Doñana y ratifique los acuerdos climáticos de París para defender el bienestar y calidad de vida de la ciudadanía.
- Nos comprometemos a informar a la ciudadanía sobre los valores y riqueza de Doñana para que entre todos y todas garanticemos su conservación y nunca más se ponga en riesgo nuestro patrimonio natural.
- Nos comprometemos a trabajar junto a con todos los sectores económicos y colectivos locales de la Comarca de Doñana (sector productivo y sector comercial, hostelería, organizaciones sociales, turismo, hermandades, comercio local, etc.) para hacer de Doñana un ejemplo en el mundo, de riqueza natural, calidad de vida y desarrollo sostenible.
Es hora, de Salvar Doñana.
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