En estos días de movilizaciones históricas en
defensa del sistema público de pensiones y, por tanto, de debate mediático y
social sobre el asunto, se hace imprescindible repasar algunos de los hechos
que nos han traído hasta aquí y recordar, en consecuencia, la praxis del
partido que más años ha gobernado el país desde la transición, el PSOE.
Si bien la chispa que ha encendido los ánimos
de los y las pensionistas ha sido la famosa carta de la ministra Báñez
recordando la revalorización anual del 0,25%, aprobada en la reforma del
gobierno del PP de 2013 (empeorando, aún más si cabe, la reforma del gobierno
de Zapatero que entró en vigor el 1 de enero de ese mismo año), la verdad es
que han sido los gobiernos del PSOE los que han llevado a cabo ataques más dañinos
al sistema público de pensiones, a la capacidad adquisitiva de las pensiones y
al futuro de dicho sistema.
En octubre de 1984 (a dos años justos de la
gran victoria electoral del PSOE), se firmó el Acuerdo Económico y Social
(AES), bajo la promesa de creación de empleo. Almunia como Ministro de Trabajo
justificó el abandono de la promesa electoral de jubilación a los 64 años
alegando que no era urgente ni prioritario.
El AES no fue suscrito por CC.OO en el plano
sindical ni por el PCE en el plano político y parlamentario.
En 1985 se aprobó la Ley de Pensiones
(Ley26/1985 de Medidas Urgentes por la Racionalización de la Estructura y
Acción protectora de la Seguridad Social), que fue la actuación más impopular y
contestada en la primera legislatura de Felipe González. La ley endurecía las
condiciones para tener derecho al cobro de pensiones y reducían la cuantía
económica de las mismas. Aumentaba de 8 a 10 años, el mínimo de tiempo cotizado
para acceder a una jubilación. Además se modificaba el sistema de cálculo de
prestación en perjuicio del pensionista, eliminando el derecho de escoger los
dos años cotizados de los últimos 10 como base de cotización y se establecía
que el cómputo se hiciera en base a 8 años. Así, el gobierno conseguía que
muchas mujeres quedaran fuera o con pensiones muy bajas. Esta contrarreforma
laboral fue respondida por una Huelga General el día 20 de junio de 1985,
convocada por CCOO y CNT, pero sin el respaldo de UGT. Aunque Nicolás Redondo,
entonces secretario general de la UGT y diputado del PSOE, rompió la disciplina
de partido y votó en contra de la ley en el parlamento, coincidiendo con los
diputados del PCE, único partido de carácter estatal que se opuso a la reforma.
La reforma no pudo ser detenida. Incluso dos años después, tuvo lugar la aprobación de la Ley 8/87 de Fondos de Pensiones que allanaba el camino a la privatización y su gestión por bancos y empresas.
A todas las medidas relacionadas directamente
con las pensiones hay que añadir varias reformas laborales, y otras medidas de
tipo socioeconómico, llevadas a cabo por los distintos gobiernos del PSOE que
al afectar a la contratación, la temporalidad, el empleo juvenil, la
negociación colectiva, la creación de ETTS, han provocado un proceso brutal de
deterioro del empleo, en consecuencia de los salarios y de reducción de las
cotizaciones a la Seguridad Social, perjudicando directamente a un Sistema
Público de Pensiones que está ligado a las cotizaciones.
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Julio de 1984, Ley de Reconversión
Industrial
-
1984, Acuerdo Económico y Social
(fin promesa reducción jubilación a los 64 años)
-
Reforma laboral noviembre 1984
(Ley 32/84), con el acuerdo de gobierno, CEOE,CEPYME y UGT (primeros pasos para
los contratos basura). Entre 1984 y 1990 se pasa de menos de un 10% de temporalidad
al 31,5%
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Reforma Laboral de 1988 (con el
Plan de Empleo Juvenil), que fué derrotada con la Huelga General del 14-D
-
Real Decreto de abril de 1992 en
el que se recortaron las prestaciones por desempleo tanto en cuantía como en
duración
-
Diciembre de 1993, Real Decreto
Ley que modificaba la contratación. La convalidación en el parlamento fue
aprobado por PSOE, PP, CIU, PNV y PAR y obtuvo los votos en contra de IU, ERC y
CC.
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Reforma Laboral 1994 (Ley 11/94 y
Ley 1994), llamada de “Medidas urgentes para el fomento de la ocupación”.
Generalización de los contratos basura y legalización de las ETTS
Y llegamos a los tan recurrentes, por citados,
Pactos de Toledo (realizados en las postrimerías del último mandato de Felipe
González) y que se ponen como ejemplo de “política de concertación” o “política
de Estado”. Si bien es cierto que los mismos contenían aspectos positivos para
el sistema público de pensiones: creación del Fondo de Reserva (la famosa
hucha), el IPC para la revalorización, la integración en el régimen general de
los regímenes especiales; tenían otros de mera resistencia como la fijación de
los 65 años como edad de jubilación (recordemos que en las propuestas y
reivindicaciones del PCE e IU siempre estuvo el adelanto de la edad de
jubilación a los 60 años). Y, por
último, otras conclusiones ya apuntaban maneras: “facilitar la prolongación
voluntaria de la vida laboral” o “modificar la edad de acceso de acuerdo con
las necesidades demográficas”.
El fondo de reserva lo ha vaciado el gobierno
del PP, la revalorización por el IPC se la cargó el gobierno del Rajoy con la
reforma de 2013, el retraso (ni siquiera voluntario) de la edad de jubilación a
los 67 ya fue aprobada por ZP con su reforma de 2013, junto la modificación de
la edad de acceso por necesidades demográficas que entra el vigor en 2019 con
la variable del Factor de Equidad Intergeneracional contemplado en el “Factor
de Sostenibilidad” (se desarrolla más abajo la reforma de 2011).
La celada neoliberal contra el sistema público
de pensiones tiene como manos ejecutoras al PSOE y al PP con sus diversas
reformas laborales y/o de pensiones. La regla de tres es bien sencilla, por un
lado se cargan la estabilidad en el empleo y, por tanto, bajan los salarios y,
en consecuencia, las aportaciones a la Seguridad Social y, por otro, aumentan
la exigencia de años cotizados para tener derecho a una pensión y los años de
cómputo para el cálculo de la cuantía de la misma. Resultado: blanco y en botella.
Por cierto, al hilo de las cotizaciones
ligadas a la autofinanciación del sistema, ¿en qué “ley natural” está escrito
que el sistema público de pensiones deba ser sostenible y autofinanciado con
las cotizaciones a la Seguridad Social?. ¿Por qué una parte de la financiación
no viene directamente de los Presupuestos Generales del Estado como sí ocurre
en otros países y en nuestro propio país con los funcionarios adscritos al
Régimen de Clases Pasivas del Estado?. Estas pensiones se pagan por el Ministerio
de Hacienda sin preguntar si son sostenibles o se autofinancian.
El ataque más fuerte, de todos los perpetrados
hasta la fecha, contra los intereses de clase de los y las trabajadores y
trabajadoras pensionistas (no olvidemos que aún jubilados siguen siendo clase
obrera), ha sido la Reforma de las Pensiones de 2011. La Ley 27/2011 de 1 de agosto “Ley de
actualización, adecuación, y modernización del Sistema de Seguridad Social” fue
acordada por el gobierno de Rodríguez Zapatero con las patronales CEOE y CEPYME
y… que no se olvide, con las direcciones de CC.OO y UGT, en febrero de 2011. La
puesta en marcha del grueso de la reforma entró en vigor el 1 de enero de 2013.
Desde del 1 de enero de 2013, los trabajadores
y trabajadoras que quieran jubilarse con el 100% de la pensión y que no hayan
cotizado 38 años y medio tendrán que cumplir con la siguiente tabla:
En coherencia con el incremento en la edad de
jubilación incluido en la norma, aquellos que salgan del mercado laboral a los
67 años tendrán que haber cotizado 38 años para poder cobrar la pensión máxima,
frente a los 35 años que se exigían anteriormente. Este tránsito se realizará
progresivamente, en paralelo a la subida de la edad legal de jubilación.
De esta forma, quienes hayan nacido a partir
de 1948 se verán afectados por el aumento progresivo de la edad de jubilación,
mientras que los nacidos en 1960 ya no podrán jubilarse antes de los 67 años,
salvo si tienen 38 años y medio cotizados, ya que en este caso podrán jubilarse
a los 65. Asimismo, desde 2013 se viene elevando gradualmente de 15 a 25 años
el periodo de cómputo para calcular la pensión, un proceso que se completará en
2022.
Y el 1 de enero de 2019 (gracias también a la
Ley 27/2011), entra en vigor el llamado “Factor de Sostenibilidad”, que se
presenta en la Ley “como un instrumento que permite vincular con carácter
automático el importe inicial de las pensiones de jubilación del sistema de
Seguridad Social a la evolución de la esperanza de vida de los pensionistas”.
Afectará a la determinación de las pensiones causadas a partir de dicha fecha,
y sin duda se trata de una reducción futura de las pensiones iniciales. Pero en
realidad el factor de Sostenibilidad es algo más: es un incentivo más para las pensiones
privadas.
El Factor de Sostenibilidad está compuesto por
dos variables:
Por un lado, por el llamado “factor de equidad
intergeneracional (FEI)” que es la primera variable. El FEI se revisará cada 5
años en función de la evolución de la esperanza de vida. Dicho de otra manera, el aumento de la esperanza de vida que para
nosotros supone un avance de la civilización y la humanidad, para el
pensamiento neoliberal es un problema, ya que puede reducir la tasa de ganancia
del gran capital.
La segunda variable del factor de Sostenibilidad es el
“Factor de Revalorización Anual
(FRA)”, supone ligar la revalorización
de las pensiones a la salud de las arcas públicas. Implica que las pensiones
solo suben si aumentan los ingresos del sistema por encima de la tasa de
crecimiento del número de pensiones. Este factor se movería entre unos valores
situados entre un mínimo del 0,25% y un máximo del IPC + 0,5%.
En definitiva: el factor de sostenibilidad es
un eufemismo, porque no sostiene nada, al revés reparte desde el día de la
jubilación nuestra calidad de vida inversamente proporcional a la esperanza de
vida.
Como sistema solidario de reparto de la
riqueza económica, las pensiones se basaron en que los trabajadores activos, en
términos laborales actuales, sostienen el justo retiro de quienes han cumplido
su ciclo vital laboral y se han ganado el derecho a retirarse con una vida
digna.
El progreso es un beneficio al que tiene
derecho toda la ciudadanía y sólo se garantiza repartiendo solidariamente la
riqueza creada. Hay que revertir el concepto de sostenibilidad de la pensión:
no puede ser una confiscación para los jubilados sino garantía de vida y
bienestar para su esperanza vital.
La suficiencia de las cotizaciones sociales y tributos que soporta nuestro sistema de pensiones debe estar garantizado. Establecer fórmulas o “algoritmos”, de moda en esta economía financiera que nos invade y nos obliga, como el perverso cálculo del factor de sostenibilidad de las pensiones, demuele y derrumba, más si cabe, los pilares del bienestar y los derechos conquistados por la clase trabajadora.
La suficiencia de las cotizaciones sociales y tributos que soporta nuestro sistema de pensiones debe estar garantizado. Establecer fórmulas o “algoritmos”, de moda en esta economía financiera que nos invade y nos obliga, como el perverso cálculo del factor de sostenibilidad de las pensiones, demuele y derrumba, más si cabe, los pilares del bienestar y los derechos conquistados por la clase trabajadora.
Por último, supone una gigantesca hipocresía
decir que “hay que sacar las pensiones del debate político”. No hay debate de
más calado político que el del futuro de las pensiones, porque no sólo hablamos
de programas con medidas concretas sino de modelos ligados a proyectos
políticos e ideológicos.
No puede asegurar el sistema público de
pensiones un PP que se ha dedicado a desmantelar todo lo público mediante las
privatizaciones y la corrupción.
No puede asegurar el sistema público de
pensiones un Ciudadanos que aparece aupado, de la noche a la mañana, por los
grandes poderes financieros.
Y, por sus obras los conoceréis, no puede
asegurar un sistema público de pensiones un PSOE que en la oposición tiene un
discurso “muy de izquierdas” pero que en sus muchos años de gobierno no se ha
despegado ni un ápice de las exigencias de la gran patronal, los grandes grupos
financieros o la troika.
Juan de Dios Villanueva Generoso
Militante del PCE Cerro-Amate
Sº Area Ideológica Prov. PCE Sevilla
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