La
nueva reforma de las pensiones planteada por el PP, aún en versión de
anteproyecto, es un nuevo ataque a las conquistas sociales logradas por
la clase trabajadora. Se trata de un proyecto promovido por la troika,
englobado bajo el marco de las “reformas estructurales”, y que ya tuvo
su fenómeno más cercano en la reforma de las pensiones llevada a cabo
por el Partido Socialista. Aquella última reforma amplió la edad de
jubilación a los 67 años, mientras que la actual se centra en la
reducción del poder adquisitivo de los pensionistas en el corto plazo y
en la reducción de las cuantías totales en el medio plazo.