Ser cubano es un privilegio; una isla pequeña pero un país muy grande. El orgullo puede herir la humildad cuando defiende intereses espurios o encumbrar el egocentrismo personal o también el yoísmo sin escrúpulos. Cuando este orgullo se siente por el sacrificio, humanismo, y la combatividad de un pueblo contra la muerte por hambre, enfermedades, guerras, entonces es un noble sentimiento.
Una nueva sesión monográfica se ha celebrado en la ONU en apoyo al proyecto presentado por Cuba en contra del bloqueo genocida de EEUU, aderezado con las leyes Torricelli y Helms Burton, y defendido por nuestro canciller Bruno Rodríguez con una oratoria magistral al exponer como siempre la realidad cubana.
Los discursos de todos y cada uno de los países participantes de la verdadera comunidad internacional, mostraron que no solo fueron políticamente correctos, a la altura de ese organismo mundial, si no que también mostraron apoyo a la soberanía del pueblo cubano, respeto, consideración y compromiso solidario permeado de un sentimiento humano, sin paternalismos pero con firmeza y gran cariño; transmitiendo el sentir de sus pueblos que reconocen la integridad, dignidad y valentía del pueblo cubano.
Es indignante escuchar el mismo discurso de EEUU desde el inicio del bloqueo, con sus atávicas e inamovibles razones de una mentira construida y gaseada por el odio y la frustración del Imperio norteamericano, para justificar su crimen; esto sólo lleva a un razonamiento, “Terrorismo de Estado” empapelado por un cinismo decadente y enfermizo, decorado por el afán de poner de rodillas al pueblo cubano.
Este Imperio que tiene a Cuba en la lista de países que promueven el terrorismo, dice ser amigo de Cuba a pesar de haberle causado y seguirle causando dolor a nuestro pueblo con sus agresiones de todas clases: militares, atentados terroristas, guerras bacteriológicas, etc. Con solo un ejemplo ponemos al descubierto “su amor”. Niños cubanos en etapa neonatal no pueden ser atendidos con medicamentos patentizados por EE.UU.
Me pregunto si los mercenarios mal llamados opositores, algunos de ellos con delitos comunes, convertidos en héroes, voceros de los talibanes occidentales, no se avergüenzan de que el mundo exija el cese del bloqueo y la política injerencista y criminal de EE.UU; mercenarios que luchan al lado de los verdugos y apoyan la política de su amo.
Les agradezco a los 188 países, como a todas las organizaciones el apoyo a Cuba como país libre y soberano de elegir su destino, sin renunciar al socialismo, sin ceder a ningún chantaje injerencista como ha dado muestra Cuba en estos 52 años.
Doy las gracias también al partido de Izquierda Unida en la persona de su coordinador Cayo Lara, por defender sin complejos en el Congreso de los diputados de España la solidaridad de Cuba en la lucha contra el Ébola, comparando la mísera aportación que España ha hecho a la lucha contra esta enfermedad.
Me pregunto una y otra vez como cubana víctima del terrorismo de EEUU ¿cuándo será juzgado por los crímenes cometidos contra los pueblos?
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