PCE / 17 nov 15
El PCE celebra el éxito de la marcha del 7N y llama a
seguir el 25N con las movilizaciones que deben continuar hasta erradicar
la violencia contra las mujeres en nuestro país, en Europa y en el
mundo. Porque si nos tocan a una, nos tocan a todas.
En el mundo las mujeres somos las más vulnerables, las más pobres siendo maltratadas, esclavizadas, explotadas, violadas, prostituidas… muchas son privadas del derecho a una vida digna y otras incluso asesinadas.
La violencia que viven muchas mujeres es invisible y los Medios de Comunicación que deberían informar y denunciar las situaciones degradantes que sufren muchas mujeres, contribuyen a invisibilizarlas.
Como es el caso de las mujeres refugiadas que son vulnerables a todo tipo de violencia en cada etapa de su huida. Mientras huyen solas de las zonas de conflicto corren el riesgo de ser violadas o maltratadas por soldados o guerrilleros. Por otro lado son objeto de reclutamiento para la esclavitud y la explotación sexual.
El tráfico de mujeres es un fenómeno que guarda una estrecha relación
con los flujos migratorios. La primera causa del tráfico de mujeres, es
la pobreza, que impide a las personas satisfacer sus necesidades
vitales. Junto a la pobreza, otros elementos son las situaciones de
violencia y de conflictos, que provocan el éxodo y la expulsión hacia
lugares más seguros. Todo esto afecta de forma especial a la mujer,
debido a su situación de desigualdad, precariedad y falta de futuro en
muchos países en vías de desarrollo. Y los Medios de Comunicación
mediante la publicidad, los anuncios de prostitución y la pornografía se
convierten, en función de los ingresos económicos, en cómplices de este
mercado de seres humanos. En el mundo las mujeres somos las más vulnerables, las más pobres siendo maltratadas, esclavizadas, explotadas, violadas, prostituidas… muchas son privadas del derecho a una vida digna y otras incluso asesinadas.
La violencia que viven muchas mujeres es invisible y los Medios de Comunicación que deberían informar y denunciar las situaciones degradantes que sufren muchas mujeres, contribuyen a invisibilizarlas.
Como es el caso de las mujeres refugiadas que son vulnerables a todo tipo de violencia en cada etapa de su huida. Mientras huyen solas de las zonas de conflicto corren el riesgo de ser violadas o maltratadas por soldados o guerrilleros. Por otro lado son objeto de reclutamiento para la esclavitud y la explotación sexual.
El comercio de personas según señala Naciones Unidas, constituye la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo, generando unos 12.000 millones de dólares por año, después del tráfico de armas y el de drogas. A nivel mundial, cada año son secuestradas y extorsionadas más 4 millones de mujeres y niñas. Entre ellas unas 500 mil son introducidas a Europa donde se las obliga a ejercer la prostitución.
En España a la mayoría de estas mujeres inmigrantes en situación de prostitución se suman jóvenes que se ven abocadas por la falta de empleo y precariedad de vida. Así como mujeres que son cabeza de familia.
La Unión Europea, el FMI y en España el gobierno del Estado, pretenden instaurar un nuevo orden redistributivo y de género marcado por la desigualdad, la desaparición de cualquier vestigio democrático y la reprivatización de los cuidados en los hogares, cada vez más expoliados y empobrecidos.
Los recortes y la externalización de los servicios públicos suponen la expulsión de las mujeres del mercado laboral, un sector altamente feminizado. Y se vuelven a cargar las responsabilidades familiares sobre las mujeres, por los recortes en el cuidado de las personas dependientes.
Nos imponen la corresponsabilidad irreal en las obligaciones familiares.
Nos recortan en sanidad y en salud reproductiva.
Nos recortan en los servicios de atención a las víctimas de violencia de género, como es la casi total eliminación de las casas de acogida.
Nos recortan en la promoción de la igualdad y en la prevención de la violencia de género y mientras nos van asesinando.
Para el PCE es máxima prioridad erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Apostamos por un cambio social y político con la unidad popular, donde las mujeres sean la columna vertebral de un nuevo modelo de sociedad, libre de violencias machistas.
Por ello exigimos que de una forma seria y efectiva se dé la posibilidad de erradicar la violencia que sufren las mujeres en nuestro país, porque el terrorismo machista es una cuestión de estado, y para combatirlo hay que utilizar los recursos del Estado.
Es necesario profundizar en las causas, cuestionando el modelo de sociedad patriarcal. Y acabar con todas las situaciones de violencia machista.
Urge ya la ruptura con el régimen que nos oprime.
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