El debate del presupuesto municipal entra en su fase decisiva y lo hace envuelto en una nube de absoluta incertidumbre,
derivada de la actual correlación de fuerzas en el Ayuntamiento, lo que
torna más impredecible que nunca el resultado final de la votación en
el Pleno.
Izquierda Unida, desde luego, ha realizado sus deberes. Ya en noviembre del año pasado trasladamos al alcalde Juan Espadas (PSOE) las prioridades que, a nuestro juicio, debían incluirse en las cuentas municipales para hacer frente a las necesidades de pan, trabajo y techo
de las y los sevillanos. Una propuesta que más adelante, conforme nos
ha ido llegando la información –a cuenta gotas, por cierto-, hemos
concretado en un listado con 47 reivindicaciones específicas.
Sin
embargo, esta semana hemos comprobado -con preocupación- que el
anteproyecto de presupuesto que el Gobierno del PSOE pretende elevar a
Pleno, para su aprobación inicial, tan sólo contempla dos de nuestras 47
demandas: por un lado, un aumento de la partida del bonobús social, que pasa de 800.000 euros a 1,2 millones, y por otro, la consignación de 200.000 euros dirigidos a costear las ayudas a familias con escasos recursos para el pago del IBI, tal y como acordamos en las nuevas ordenanzas fiscales.
No nos andaremos con rodeos. La propuesta que el PSOE ha puesto sobre la mesa nos parece totalmente insuficiente. Por tanto, el voto de IU al presupuesto de Espadas, en estos momentos, no puede ser más que negativo, en tanto que no recoge la mayoría de nuestras reclamaciones.
En Izquierda Unida estamos convencidos de que hay margen de maniobra para elaborar unos presupuestos mucho más sociales y más útiles para la clase trabajadora y las capas populares de nuestra ciudad.
Y eso pasa, entre otras cosas, por aumentar sustancialmente la cuantía económica prevista para el prometido plan de empleo extraordinario y para revitalizar los polígonos industriales; pasa por destinar más fondos a garantizar unas políticas de vivienda dignas y unos servicios sociales de calidad; y pasa por reforzar el compromiso municipal por la igualdad, la movilidad sostenible, el deporte de base, la cooperación al desarrollo, etcétera.
Nuestro grupo político está terminando de plasmar todas estas reivindicaciones en una batería de enmiendas que esperamos sean apoyadas por el PSOE y el resto de fuerzas políticas.
Del resultado de esa negociación dependerá, por tanto, la posición que nuestra organización decida, de manera colectiva, mantener
en la votación del presupuesto. Si se contemplan nuestras prioridades
políticas lo respaldaremos. Y si eso no sucede, lo rechazaremos.
No se trata de una carta a los reyes magos, sino de hacer un presupuesto acorde con las necesidades de la gente, que sirva para combatir las desigualdades y para caminar hacia una ciudad con menos paro y pobreza, más habitable e igualitaria.
Ha
llegado la hora de la verdad. Espadas tiene que deshojar la margarita y
elegir de una vez de qué lado está. La disyuntiva parece clara: apostar
por unos presupuestos de izquierdas, o echarse en los brazos de esa nueva derecha,
como ya ha hecho la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz,
para repetir las fracasadas recetas neoliberales que tanto daño han
hecho a la mayoría social de este país en estos últimos años. Lo
sabremos pronto.
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