-EGA. Las fuerzas populares que hace tres años participaron en el
inicio de los levantamientos contra regímenes corruptos en varios países
árabes, con aspiraciones de democracia, libertad y justicia social, no son
las que han llegado al poder ni han logrado estos objetivos. ¿Tienen las
fuerzas populares y de la izquierda posibilidad de reagruparse para lograr
cambiar las estructuras de poder de estos regímenes?
|
-KH.-La cuestión no reside en si pueden reagruparse o no… Esta es una
necesidad ineludible. No puede haber cambio sin que se unan estas fuerzas y
sin que desempeñen su rol en el ámbito del movimiento popular para el cambio
que se está desarrollando. Su desempeño será el que garantice el carácter
progresista de ese movimiento. Lograr un cambio real en las estructuras
reaccionarias y burguesas del poder depende en gran medida de la
consolidación del rol de las fuerzas de la izquierda, de su unidad, de la
ampliación del marco de sus alianzas, sobre la base de los intereses de clase
y sociales de los sectores más humildes del mundo árabe.
-EGA. ¿Cuál cree Ud. que debe ser el papel de los partidos de
izquierda y otras fuerzas populares para frenar la contraofensiva
imperialista- sionista-reacción árabe?
-KH.-Durante la Intifada popular egipcia, enero 2011, antes de la
caída del presidente egipcio y poco después de la caída de Ben Alí, alertamos
en torno a la ilusión de que la Revolución había triunfado y que sería fácil
que cumplimentara sus misiones. Y como partido dijimos que la ausencia del
rol dirigente de la izquierda en la elaboración del programa de las intifadas
y en su liderazgo, es un factor que limitaría la posibilidad de completar la
consecución de sus objetivos. Y sobre todo insistimos en que la ausencia de
la izquierda debilitaría la proyección social de las intifadas. Y dijimos que
Barak Obama en su discurso en la Universidad del Cairo definió claramente las
partes que participarían en su alianza para completar el plan diseñado por
los EEUU: rediseño de la región, control de sus riquezas, lo que llamamos el
Sikes Picot 2 o lo que llaman ellos el nuevo Medio Oriente. Las fuerzas de
esta alianza están dirigidas por los EEUU e integradas por el enemigo israelí
y con este las fuerzas de la reacción árabe y locales, desde el Golfo hasta
Turquía. Las fuerzas islámicas también representan una base de esta
contraofensiva, especialmente las llamadas moderadas. En efecto, esta alianza
emprendió una contraofensiva contra el movimiento revolucionario árabe. Se
multiplicaron sus escenarios, desde confiscación de las intifadas de Egipto y
de Túnez hasta ayudar a las fuerzas islamistas en esos países para que
tomaran el poder. En otros países recurrieron a las intervenciones armadas
como en Libia y Yemen tratando de militarizar las intifadas y desatar guerras
civiles, como hicieron en Yemen y en especial en Siria.
Fuimos claros y dijimos que las fuerzas islamitas no querían
cumplimentar los objetivos de las intifadas y en especial no estaban en
capacidad de traducir en la práctica sus postulados de libertad, justicia y
dignidad nacional. Por eso dijimos que esta primera etapa no es el final.
Dijimos que el pueblo árabe que se levantado por su felicidad, por el pan,
por libertad, justicia y dignidad nacional, perdió el miedo al poder y
seguirá luchando por completar los objetivos de sus intifadas y recuperar lo
que se les confiscó. Esto sucede en Túnez y en especial sucedió en Egipto
cuando no había pasado un año del poder de los islamistas. Lo que sucedió en
Egipto, con los millones de gente en las calles, reafirmó lo que dijimos y
fue clara respuesta a los que pensaron que los artífices de las intifadas
eran los norteamericanos o eran acciones promovidas desde afuera.
La consolidación del papel de las fuerzas laicas, de izquierda,
progresistas, nacionalistas, en el frente de Salvación, la alianza de
izquierda o el movimiento Tamarrod fue factor decisivo para mantener el
movimiento revolucionario y derrocar el régimen de la Hermandad Musulmana.
Esta importante victoria repercutirá en todo el mundo árabe, pero no
hay que hacerse ilusiones, esto no significa la derrota definitiva de la
contraofensiva, seguirán tratando de abortar los resultados de esta segunda
etapa.
El PCL tiene conciencia de la necesidad de unir a todas las fuerzas de
la izquierda en todo el mundo árabe y en cada país árabe, por lo que desde
antes de la Intifada de Túnez propugnamos que se celebraran encuentros de la
izquierda árabe, hasta ahora se han celebrado 4 encuentros, el último en
junio de este año. Ya se han convertido en una sólida institución que trabaja
por la formulación de un programa conjunto de la izquierda en cada país árabe
y en el mundo árabe. Esta ha sido una herramienta para unir a la izquierda en
más de un país árabe. Seguiremos trabajando por su fortalecimiento.
-EGA. ¿Cuál es la valoración del PCL de la situación en Siria?
KH.-Las Intifadas se levantaron contra los regímenes oficiales árabes
represivos y que trajeron a sus pueblos hambre y pobreza, y en que la
dependencia económica del capitalismo y del imperialismo les llevó a la
dependencia política del proyecto norteamericano israelí y a la traición
desde Camp David, la normalización de relaciones con Israel, la afectación a
la causa palestina que pasó a otro plano frente a los pueblos árabes. El
régimen sirio, si bien era similar a los otros por la represión y limitación
de las libertades o por la adopción de una política económica de apertura al
mercado dando al traste con muchos de los logros sociales alcanzados
anteriormente por el pueblo, por otro lado no se unió al proyecto
norteamericano- sionista, ayudó a la resistencia palestina y libanesa y con
sus alianzas a nivel regional con Irán y los países del BRIC. Esta
contradicción del régimen facilitó a las fuerzas de la reacción árabe,
Turquía, Occidente y los EEUU a movilizarse para cambiar el rumbo de las
protestas que fueron inicialmente pacíficas contra la represión y exigiendo
dignidad y libertad.
Se aprovechó la presencia activa de fuerzas del islam político,
salafistas y Hermandad Musulmana, se armó a estas organizaciones y a otras de
la oposición siria vinculadas con el exterior y por otro lado el régimen
siguió reprimiendo los movimientos populares, de manera que se desató una
guerra civil real que amenaza con mantenerse por largo tiempo, a pesar de las
victorias “cuantitativas” y no definitivas alcanzadas por el régimen en la
última etapa.
Naturalmente, los beneficiarios principales son los EEUU e Israel, se
desgasta el potencial de Siria y no puede así enfrentarse a los objetivos de
ese plan.
La situación en Siria, la correlación favorable al régimen, a nivel
popular, militar y otros, las alianzas del régimen con China, Rusia e Irán y
con Líbano, obstaculiza la opción de intervención directa de las fuerzas del
imperialismo en Siria, y hace que resulte imposible, pues no cuentan con
apoyo del Consejo de Seguridad y pudiera desatarse una guerra de mayor
envergadura cuyas consecuencias serían incalculables. Por ello EEUU y sus
aliados se limitarán al apoyo logístico y militar a la oposición a través del
Golfo y de Turquía para extender la guerra en Siria y lograr un cambio de
correlación favorable a la oposición armada. El encuentro de Ginebra se
pospondrá por largo tiempo.
-EGA- Los enfrentamientos cada vez más parecen adquirir un carácter de
guerra confesional. ¿Se extenderá esto al Líbano?
KH.-Hay que precisar la naturaleza de la pregunta, no es guerra
contra shiitas o sunitas. El plan norteamericano pretende reorganizar la
región de manera que puedan ejercer el control sobre sus riquezas. Y
garantizar la seguridad del enemigo sionista, y para esto acuden a todas las
vías posibles.
Los elementos fundamentales del plan sionista norteamericano son:
-Cambiar el carácter de la confrontación árabo-israel por otro
confesional sunita-shiita. Avivar conflictos étnicos entre árabes y kurdos y
entre árabes y persas. Estimular las contradicciones tribales. No importa
quién apoye a los EEUU, lo importante es desunir a los árabes y que no apoyen
la causa palestina. Los EEUU se aliaron a los shiitas en la batalla de Iraq y
en otros casos se han aliado a otros. En Libia y Yemen se estimularon las
contradicciones tribales.
-Conspiración contra todas las fuerzas que se enfrentan a su proyecto,
cualquiera que sea su carácter confesional. Están en contra de Hamas, de
Hizbulá, de Siria.
-El enfrentamiento a las verdaderas aspiraciones de los pueblos árabes
a libertad, justicia, dignidad nacional, es lo que justifica la
contraofensiva que dirigen los EEUU.
Con relación al Líbano, el carácter multiconfesional, multisectario,
la crisis del confesionalismo político hace que se multipliquen los
enfrentamientos de carácter confesional.
La política del gobierno es insuficiente, es como el avestruz. Todos
los sectores en Líbano están vinculados a la crisis siria, inicialmente
introduciendo armas y combatientes, apoyando a la oposición, luego Hizbulá
anunció que entraba en la guerra para apoyar al régimen sirio.
Esto dio lugar a que el Líbano se complicara con la crisis siria y se
avivara el confesionalismo y se produjeran mayores enfrentamientos con
carácter confesional, como los ataques al ejército desde Arsal a Saida, el
carro bomba en el Sur, el disparo de cohetes contra la Bekaa y el Suburbio
Sur.
Nosotros condenamos esa política y llamamos a que se adopte una
postura de interferencia positiva basada en tres aspectos:
1- Dar total apoyo al ejército libanés para que controle la frontera e
impida el envío de armas y combatientes a Siria desde Líbano.
2- Apoyar el dialogo para la edificación de una Siria cívica,
democrática, resistente a los proyectos foráneos, sobre todo el proyecto
israelo-norteamericano.
3- Brindar atención oficial gubernamental a la cuestión de los
refugiados sirios e impedir se manipule y comercie políticamente con su
causa.
Fuente:FDLP
|
Por: Ernesto Gómez Abascal 10 de agosto del 2013 |
-EGA. Las fuerzas populares
que hace tres años participaron en el inicio de los levantamientos
contra regímenes corruptos en varios países árabes, con aspiraciones de
democracia, libertad y justicia social, no son las que han llegado al
poder ni han logrado estos objetivos. ¿Tienen las fuerzas populares y de
la izquierda posibilidad de reagruparse para lograr cambiar las
estructuras de poder de estos regímenes?
-KH.-La cuestión no reside en si
pueden reagruparse o no… Esta es una necesidad ineludible. No puede
haber cambio sin que se unan estas fuerzas y sin que desempeñen su rol
en el ámbito del movimiento popular para el cambio que se está
desarrollando. Su desempeño será el que garantice el carácter
progresista de ese movimiento. Lograr un cambio real en las estructuras
reaccionarias y burguesas del poder depende en gran medida de la
consolidación del rol de las fuerzas de la izquierda, de su unidad, de
la ampliación del marco de sus alianzas, sobre la base de los intereses
de clase y sociales de los sectores más humildes del mundo árabe.
-EGA. ¿Cuál cree Ud. que debe
ser el papel de los partidos de izquierda y otras fuerzas populares para
frenar la contraofensiva imperialista- sionista-reacción árabe?
-KH.-Durante la Intifada popular
egipcia, enero 2011, antes de la caída del presidente egipcio y poco
después de la caída de Ben Alí, alertamos en torno a la ilusión de que
la Revolución había triunfado y que sería fácil que cumplimentara sus
misiones. Y como partido dijimos que la ausencia del rol dirigente de la
izquierda en la elaboración del programa de las intifadas y en su
liderazgo, es un factor que limitaría la posibilidad de completar la
consecución de sus objetivos. Y sobre todo insistimos en que la ausencia
de la izquierda debilitaría la proyección social de las intifadas. Y
dijimos que Barak Obama en su discurso en la Universidad del Cairo
definió claramente las partes que participarían en su alianza para
completar el plan diseñado por los EEUU: rediseño de la región, control
de sus riquezas, lo que llamamos el Sikes Picot 2 o lo que llaman ellos
el nuevo Medio Oriente. Las fuerzas de esta alianza están dirigidas por
los EEUU e integradas por el enemigo israelí y con este las fuerzas de
la reacción árabe y locales, desde el Golfo hasta Turquía. Las fuerzas
islámicas también representan una base de esta contraofensiva,
especialmente las llamadas moderadas. En efecto, esta alianza emprendió
una contraofensiva contra el movimiento revolucionario árabe. Se
multiplicaron sus escenarios, desde confiscación de las intifadas de
Egipto y de Túnez hasta ayudar a las fuerzas islamistas en esos países
para que tomaran el poder. En otros países recurrieron a las
intervenciones armadas como en Libia y Yemen tratando de militarizar las
intifadas y desatar guerras civiles, como hicieron en Yemen y en
especial en Siria.
Fuimos claros y dijimos que las
fuerzas islamitas no querían cumplimentar los objetivos de las intifadas
y en especial no estaban en capacidad de traducir en la práctica sus
postulados de libertad, justicia y dignidad nacional. Por eso dijimos
que esta primera etapa no es el final. Dijimos que el pueblo árabe que
se levantado por su felicidad, por el pan, por libertad, justicia y
dignidad nacional, perdió el miedo al poder y seguirá luchando por
completar los objetivos de sus intifadas y recuperar lo que se les
confiscó. Esto sucede en Túnez y en especial sucedió en Egipto cuando no
había pasado un año del poder de los islamistas. Lo que sucedió en
Egipto, con los millones de gente en las calles, reafirmó lo que dijimos
y fue clara respuesta a los que pensaron que los artífices de las
intifadas eran los norteamericanos o eran acciones promovidas desde
afuera.
La consolidación del papel de las
fuerzas laicas, de izquierda, progresistas, nacionalistas, en el frente
de Salvación, la alianza de izquierda o el movimiento Tamarrod fue
factor decisivo para mantener el movimiento revolucionario y derrocar el
régimen de la Hermandad Musulmana.
Esta importante victoria
repercutirá en todo el mundo árabe, pero no hay que hacerse ilusiones,
esto no significa la derrota definitiva de la contraofensiva, seguirán
tratando de abortar los resultados de esta segunda etapa.
El PCL tiene conciencia de la
necesidad de unir a todas las fuerzas de la izquierda en todo el mundo
árabe y en cada país árabe, por lo que desde antes de la Intifada de
Túnez propugnamos que se celebraran encuentros de la izquierda árabe,
hasta ahora se han celebrado 4 encuentros, el último en junio de este
año. Ya se han convertido en una sólida institución que trabaja por la
formulación de un programa conjunto de la izquierda en cada país árabe y
en el mundo árabe. Esta ha sido una herramienta para unir a la
izquierda en más de un país árabe. Seguiremos trabajando por su
fortalecimiento.
-EGA. ¿Cuál es la valoración del PCL de la situación en Siria?
KH.-Las Intifadas se levantaron
contra los regímenes oficiales árabes represivos y que trajeron a sus
pueblos hambre y pobreza, y en que la dependencia económica del
capitalismo y del imperialismo les llevó a la dependencia política del
proyecto norteamericano israelí y a la traición desde Camp David, la
normalización de relaciones con Israel, la afectación a la causa
palestina que pasó a otro plano frente a los pueblos árabes. El régimen
sirio, si bien era similar a los otros por la represión y limitación de
las libertades o por la adopción de una política económica de apertura
al mercado dando al traste con muchos de los logros sociales alcanzados
anteriormente por el pueblo, por otro lado no se unió al proyecto
norteamericano- sionista, ayudó a la resistencia palestina y libanesa y
con sus alianzas a nivel regional con Irán y los países del BRIC. Esta
contradicción del régimen facilitó a las fuerzas de la reacción árabe,
Turquía, Occidente y los EEUU a movilizarse para cambiar el rumbo de las
protestas que fueron inicialmente pacíficas contra la represión y
exigiendo dignidad y libertad.
Se aprovechó la presencia activa de
fuerzas del islam político, salafistas y Hermandad Musulmana, se armó a
estas organizaciones y a otras de la oposición siria vinculadas con el
exterior y por otro lado el régimen siguió reprimiendo los movimientos
populares, de manera que se desató una guerra civil real que amenaza con
mantenerse por largo tiempo, a pesar de las victorias “cuantitativas” y
no definitivas alcanzadas por el régimen en la última etapa.
Naturalmente, los beneficiarios
principales son los EEUU e Israel, se desgasta el potencial de Siria y
no puede así enfrentarse a los objetivos de ese plan.
La situación en Siria, la
correlación favorable al régimen, a nivel popular, militar y otros, las
alianzas del régimen con China, Rusia e Irán y con Líbano, obstaculiza
la opción de intervención directa de las fuerzas del imperialismo en
Siria, y hace que resulte imposible, pues no cuentan con apoyo del
Consejo de Seguridad y pudiera desatarse una guerra de mayor envergadura
cuyas consecuencias serían incalculables. Por ello EEUU y sus aliados
se limitarán al apoyo logístico y militar a la oposición a través del
Golfo y de Turquía para extender la guerra en Siria y lograr un cambio
de correlación favorable a la oposición armada. El encuentro de Ginebra
se pospondrá por largo tiempo.
-EGA- Los enfrentamientos cada vez más parecen adquirir un carácter de guerra confesional. ¿Se extenderá esto al Líbano?
KH.-Hay que precisar la naturaleza
de la pregunta, no es guerra contra shiitas o sunitas. El plan
norteamericano pretende reorganizar la región de manera que puedan
ejercer el control sobre sus riquezas. Y garantizar la seguridad del
enemigo sionista, y para esto acuden a todas las vías posibles.
Los elementos fundamentales del plan sionista norteamericano son:
-Cambiar el carácter de la
confrontación árabo-israel por otro confesional sunita-shiita. Avivar
conflictos étnicos entre árabes y kurdos y entre árabes y persas.
Estimular las contradicciones tribales. No importa quién apoye a los
EEUU, lo importante es desunir a los árabes y que no apoyen la causa
palestina. Los EEUU se aliaron a los shiitas en la batalla de Iraq y en
otros casos se han aliado a otros. En Libia y Yemen se estimularon las
contradicciones tribales.
-Conspiración contra todas las
fuerzas que se enfrentan a su proyecto, cualquiera que sea su carácter
confesional. Están en contra de Hamas, de Hizbulá, de Siria.
-El enfrentamiento a las verdaderas
aspiraciones de los pueblos árabes a libertad, justicia, dignidad
nacional, es lo que justifica la contraofensiva que dirigen los EEUU.
Con relación al Líbano, el carácter
multiconfesional, multisectario, la crisis del confesionalismo político
hace que se multipliquen los enfrentamientos de carácter confesional.
La política del gobierno es
insuficiente, es como el avestruz. Todos los sectores en Líbano están
vinculados a la crisis siria, inicialmente introduciendo armas y
combatientes, apoyando a la oposición, luego Hizbulá anunció que entraba
en la guerra para apoyar al régimen sirio.
Esto dio lugar a que el Líbano se
complicara con la crisis siria y se avivara el confesionalismo y se
produjeran mayores enfrentamientos con carácter confesional, como los
ataques al ejército desde Arsal a Saida, el carro bomba en el Sur, el
disparo de cohetes contra la Bekaa y el Suburbio Sur.
Nosotros condenamos esa política y llamamos a que se adopte una postura de interferencia positiva basada en tres aspectos:
1- Dar total apoyo al ejército
libanés para que controle la frontera e impida el envío de armas y
combatientes a Siria desde Líbano.
2- Apoyar el dialogo para la
edificación de una Siria cívica, democrática, resistente a los proyectos
foráneos, sobre todo el proyecto israelo-norteamericano.
3- Brindar atención oficial
gubernamental a la cuestión de los refugiados sirios e impedir se
manipule y comercie políticamente con su causa.
Fuente:FDLP |
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